jueves, 2 de agosto de 2012

ARICA 2012 (Florencio Faúndez Saavedra, chileno)

Caerán las barreras de las fronteras

y los cielos se abrirán majestuosos

esperando que aparezcas radiante,

iluminada,

rodeada de aguas y frescos manantiales

con nuestros nombres de pila

colocados en los nuevos corredores

del territorio que esta vez

si llegarán lejos a Roma.

Los vecinos llenarán las calles

comentando nuestros secretos

de fin de semana.

El almacenero de enfrente

te ofertará comida china,

yogur, queso y pancito fresco.

El suplementero más ambicioso

tirará por debajo de la puerta

el nuevo valor cambiario del dólar.

el euro, el yen, el peso chileno

y las últimas disposiciones

con la nueva planificación de la urbe:

casas sin cielo

para acoger milagros.

La población continuará

con la aceptación ritual

de las momias de siempre

rellenando nuestras mentes

de encuentros cercanos,

chupa cabras, salidas de mar,

de madre, techos voladores

y la larga lista de inversionistas

que esperan por un cupo

casi imposible.

Tampoco te extrañará

que el tiempo esta vez

pronostique

que cientos de bombas

podrían caer ahora

sólo en objetivos militares

a unos cuántos metros de escuelas,

sin que las dañen, maten civiles

ni hagan desaparecer hospitales.

Menos desearás

guardar un día

por los que están muriendo

al recibir una carta.

Los sábados podrás aprovecharlos

lanzándote en la ancha cama de dos plazas

que luego estirará tu tía

protegiéndola de miradas blasfemas

en alguna feria de antigüedades.

Como tu miedo acostumbrado

a que salten por la reja de calle

los que perdieron su lugar y su silla

junto a los que quieren adueñarse

de techos y alturas

agarrando el mejor vuelo

que les ofrecen cada día

a los ariqueños

con todos nuestros esfuerzos

de poderlos sujetar

de un pie, una mano o la cola

mientras se pueda.